Señor y Dios nuestro,
a cuyo designio se sometió la Virgen Inmaculada
aceptando, al anunciárselo el ángel,
encarnar en su seno a tu Hijo;
tú que la has transformado por obra del Espíritu Santo,
en templo de tu divinidad,
concédenos, siguiendo su ejemplo,
la gracia de aceptar tus designios
con humildad de corazón.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amen.